Adriana Lestido

Adriana Lestido

por la Dra. Marcela Cardillo, Directora a cargo del Museo Nacional de Bellas Artes.

Las mujeres en blanco y negro de Lestido son un sello. Una marca. Su marca.

Repasando el conmovedor libro que recopila sus obras, Lo Que Se Ve, y cuyo lanzamiento brinda, en algún sentido una magnífica excusa para la realización de esta muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes, uno puede sentirse inmediatamente involucrado en las miradas de esas mujeres. Percibir, sentir, involucrarse desde el afuera.

La profunda reflexión sobre lo femenino, especialmente sobre las zonas oscuras de lo femenino. Sin embargo, no es en la obra de Lestido que lo masculino permanezca ausente. Los hombres, claramente, en las fotos no están. No aparecen varones en sus fotografías. Ninguno, o casi. Pero la sensación que le queda al espectador es que siempre están; presencia fantasmagórica en el amor y en el desamor. Pieles tatuadas, rostros melancólicos, sonrisas a medias, miradas pícaras.

En cambio, la ausencia de mujeres en la obra de varones que habla de varones, notó alguna vez con maestría y sencillez Sara Facio en el prólogo a un libro de Lestido, es total y absoluta. Un mundo enteramente masculino, de deportes, de política, de camaradería, es pensable sin mujeres. La historia del arte occidental se deja contar en esa ausencia (con vacíos, pero convengamos que en un relato bien posible y hasta frecuente).

Pero un mundo de mujeres sin hombres, como el que propone Adriana, genera ruptura, sehace notar. En sus fotos esa falta es ausencia, sostenida en las miradas de las mujeres retratadas, y el vacío se siente porque produce congoja, tristeza, y deja una marca en quien mira.

Cada retrato en ese sentido es, insisto, reflejo de una falta. Las parejas que no están en Madres adolescentes (1988-90) son quizás las más desgarradoras, y a veces se hace difícil sostenerle la mirada a esas madresniñas. O los hombres amantes que aparecen, en Mujeres presas (1991-93), tatuados en los brazos de las mujeres que los quieren todavía, o que alguna vez los quisieron.

Es cierto también, como advertirá el atento visitante, que disfrute de la muestra, que en Madres e hijas (1995-99) el amor filial reemplaza la ausencia del amor de pareja, y al hombre ausente. Ese vínculo tan íntimo entre el bebé y su madre aparece retratado con maestría, y casi todas estas fotos nos arrancan una sonrisa de ternura. Aquí sin dudas el amor ha triunfado.

Porque quizás entonces la obra de Lestido sea precisamente eso: una dilatada reflexión sobre al amor. Ese es el hilo íntimo de la trama que esta retrospectiva cuenta. Amor de parejas, amor de hijos e hijas a sus madres que los cuidan y los quieren.

Lo que sí es seguro es que quien visite esta muestra se verá conmovido por una artista profunda, sensible, que retrata como pocos lo que no se ve. Lo que está más alla de lo evidente. Lo que se percibe a pesar de la mirada. Hay algo más. En cada foto que vemos, hay algo más que quien es retratada, nos retacea, pero a la vez nos invita a descubrir.

Esta estupenda selección de la obra de Adriana Lestido, dispuesta cronológicamente, impacta hasta al más desprevenido.

Bienvenidos al Museo Nacional de Bellas Artes. Bienvenidos al mundo que nos propone Adriana Lestido.

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